domingo, 14 de enero de 2007

internet: posibilidades aún abiertas a un uso social

La construcción de la Sociedad de la Información concretiza ambiciones imaginadas por pensadores que desde el siglo XIX concibieron la idea de red social. Pero muy al contrario de ese concepto utópico inicial, Internet surge de la visión productiva del conocimiento, debilitando[1] la promoción de usos más nobles o educativos[2] para basar su desarrollo en la idea del “Centro Comercial Global” de Ducker[3].

Conocer el origen de la red permite tener mayor claridad sobre la promoción que algunos sectores hacen de su uso[4]. El nivel actual de utilización y acceso reproduce modelos de dominio[5] y penetración[6], al tiempo que confirma y ahonda la brecha entre países desarrollados y en desarrollo[7], así como entre los sectores nacionales.

Según las principales cifras de uso de Internet[8], priman los medios de contacto personal y de entretenimiento dejándonos claro que lejos de ser la panacea del saber, de la información o del conocimiento, está definiéndose como un espacio de contacto social caracterizado por su egocentrismo y su ética poco clara, dependiente de las leyes del liberalismo y del mercado.

Pero no podemos olvidar las potencialidades. Interactuar con calidad, incrementar y fortalecer los usos enriquecedores y construir una ética[9] paralela a la imperante que promocione los derechos[10] humanos y permée la interacción de los usuarios. Esto podría materializar el acto de fe[11] de Castells y Ceberio de León, que afirma como la rebelión en la red esta por venir.

Queda aún al frente fortalecer y promover la red como un espacio participativo, abierto, heterogéneo y multidimensional, en que culturas y sociedades se encuentren sin perder su identidad, de manera tolerante y solidaria. Sin embargo, aunque su potencial es amplio, muchos se quedarán por fuera[12] o seguirán siendo invisibles[13]. Internet aún es un puede ser… pero necesitamos discernimiento para poder persuadir con un uso que se asemeje a la idea inicial que la forjó.

Diana Patricia Santana Jiménez

dsantanaj@uoc.es

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