El diario “Berria” editado en el centro cultural Martin Ugalde de Andoain (Gipuzkoa), como ejemplo de simultaneidad editorial
Partiendo de que el principal objetivo de los diarios tanto tradicionales como digitales es dar notifica de cuanto acontece a nuestro alrededor, la coexistencia de ambos no debe apreciarse desde perspectivas apocalípticas, sino en términos de convivencia, integración e influencia mutua.
Cada cual ha de explotar sus virtudes intrínsecas en base siempre al objetivo común de informar. Los nuevos diarios digitales han de explotar inmediatez, interactividad, capacidad de síntesis, accesibilidad informativa o versatilidad; mientras, los diarios tradicionales deben valorarse por su portabilidad física, y sobre todo, por su virtualidad ya histórica en cuanto a credibilidad o capacidad de análisis y profundización. En España son pocos los diarios digitales conocidos sin una referencia en formato papel detrás. Menos aún son los que comienzan su andadura simultaneando ediciones. La inmensa mayoría de los diarios ha ido evolucionando en los diez últimos años hacia la extensión de sus redacciones digitalizadas, vendiendo y potenciando las características propias de una y otra edición, conscientes como son del reto tecnológico que tienen ante sí. Sea como fuere, lo que empuja a los grandes periódicos a invertir en lo digital no es tanto el reto tecnológico, sino su capacidad de enganche y unas ganancias publicitarias y económicas que se antojan cuantiosas a largo plazo.
El ejemplo de “Berria”
Un ejemplo de simultaneidad editorial singular es el diario vasco “Berria”, único por su contenido íntegro en euskera. Ambas ediciones nacen simultáneamente en julio de 2003. Este hecho rompe la tendencia señalada ya que, hasta entonces, prácticamente todas las ediciones diarias de soporte digital en el Estado español habían nacido como complemento de los diarios tradicionales. Su puesta en marcha estuvo condicionada por el cierre de “Euskaldunon Egunkaria”, diario precedente de Berria, clausurado por orden de la Audiencia Nacional en febrero de 2003 debido a la supuesta implicación de sus directivos con ETA. El largo proceso judicial, que podría concluir en breve, despertó recelos en buena parte de la sociedad vasca, no sólo por la más que dudosa legalidad del cierre cautelar -y a la postre definitivo- del diario, sino por las denuncias de torturas realizadas por los directivos encausados. Por encima de la controversia política o judicial, lo cierto es que al plantearse la apertura de un nuevo medio sustituto del anterior, se apostó por la simultaneidad digital desde un inicio, algo prácticamente inédito hasta entonces.
Entre otras cuestiones, la línea editorial de “Berria” prioriza el apoyo incondicional a la difusión y normalización lingüística del euskera, tanto en su versión de papel como digital. Respecto a otras versiones, la primera presenta importantes novedades gráficas, como la inclusión de los colores azul y verde claro en su portada. En este sentido, su diseño simula al de los periódicos deportivos pero sin llegar a los extremos conocidos, combinando colores discreta y elegantemente. La versión digital, que amplía la línea cromática de su homónimo en papel, presenta gran variedad de contenidos: prácticamente todas las secciones visibles en la versión convencional, más amplios apartados documentales y multimedia, entre cuya temática destaca el euskera y la cultura vasca, lo acontecido como consecuencia del cierre de “Euskaldunon Egunkaria”, y otras vicisitudes relacionadas con la tensión política que vive la sociedad vasca actual. El aprecio a la interactividad se traduce en vínculos de acceso a blogs, comunidades y foros de temática similar. Por último, su hemeroteca, abierta a otras publicaciones escritas en euskera de carácter local y comarcal, es gratuita y recoge todos y cada uno de los diarios publicados en ambas versiones desde su lanzamiento en 2003.
Partiendo de que el principal objetivo de los diarios tanto tradicionales como digitales es dar notifica de cuanto acontece a nuestro alrededor, la coexistencia de ambos no debe apreciarse desde perspectivas apocalípticas, sino en términos de convivencia, integración e influencia mutua.
Cada cual ha de explotar sus virtudes intrínsecas en base siempre al objetivo común de informar. Los nuevos diarios digitales han de explotar inmediatez, interactividad, capacidad de síntesis, accesibilidad informativa o versatilidad; mientras, los diarios tradicionales deben valorarse por su portabilidad física, y sobre todo, por su virtualidad ya histórica en cuanto a credibilidad o capacidad de análisis y profundización. En España son pocos los diarios digitales conocidos sin una referencia en formato papel detrás. Menos aún son los que comienzan su andadura simultaneando ediciones. La inmensa mayoría de los diarios ha ido evolucionando en los diez últimos años hacia la extensión de sus redacciones digitalizadas, vendiendo y potenciando las características propias de una y otra edición, conscientes como son del reto tecnológico que tienen ante sí. Sea como fuere, lo que empuja a los grandes periódicos a invertir en lo digital no es tanto el reto tecnológico, sino su capacidad de enganche y unas ganancias publicitarias y económicas que se antojan cuantiosas a largo plazo.
El ejemplo de “Berria”
Un ejemplo de simultaneidad editorial singular es el diario vasco “Berria”, único por su contenido íntegro en euskera. Ambas ediciones nacen simultáneamente en julio de 2003. Este hecho rompe la tendencia señalada ya que, hasta entonces, prácticamente todas las ediciones diarias de soporte digital en el Estado español habían nacido como complemento de los diarios tradicionales. Su puesta en marcha estuvo condicionada por el cierre de “Euskaldunon Egunkaria”, diario precedente de Berria, clausurado por orden de la Audiencia Nacional en febrero de 2003 debido a la supuesta implicación de sus directivos con ETA. El largo proceso judicial, que podría concluir en breve, despertó recelos en buena parte de la sociedad vasca, no sólo por la más que dudosa legalidad del cierre cautelar -y a la postre definitivo- del diario, sino por las denuncias de torturas realizadas por los directivos encausados. Por encima de la controversia política o judicial, lo cierto es que al plantearse la apertura de un nuevo medio sustituto del anterior, se apostó por la simultaneidad digital desde un inicio, algo prácticamente inédito hasta entonces.
Entre otras cuestiones, la línea editorial de “Berria” prioriza el apoyo incondicional a la difusión y normalización lingüística del euskera, tanto en su versión de papel como digital. Respecto a otras versiones, la primera presenta importantes novedades gráficas, como la inclusión de los colores azul y verde claro en su portada. En este sentido, su diseño simula al de los periódicos deportivos pero sin llegar a los extremos conocidos, combinando colores discreta y elegantemente. La versión digital, que amplía la línea cromática de su homónimo en papel, presenta gran variedad de contenidos: prácticamente todas las secciones visibles en la versión convencional, más amplios apartados documentales y multimedia, entre cuya temática destaca el euskera y la cultura vasca, lo acontecido como consecuencia del cierre de “Euskaldunon Egunkaria”, y otras vicisitudes relacionadas con la tensión política que vive la sociedad vasca actual. El aprecio a la interactividad se traduce en vínculos de acceso a blogs, comunidades y foros de temática similar. Por último, su hemeroteca, abierta a otras publicaciones escritas en euskera de carácter local y comarcal, es gratuita y recoge todos y cada uno de los diarios publicados en ambas versiones desde su lanzamiento en 2003.
Martín Calvo
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