En una de las lecturas recomendadas en nuestro foro, Shayne Bowman y Chris Willis citan a Nicholas Negroponte, quien en su libro de 1995 Ser Digital, predijo que en el futuro las noticias en línea darían a los lectores la habilidad para escoger sólo los temas y las fuentes que les interesaran. Ese futuro es nuestro presente y podemos confirmar que Internet y las nuevas formas de participación ciudadana a través de Internet han hecho realidad esta predicción en su más amplia expresión.
En su artículo, escrito ya en 2003, Bowman y Willis adelantan lo que está siendo el debate en torno a los procesos participativos en la elaboración de la información mediante nuevas tecnologías en estos últimos años aquí, en Europa. Sitúan los grupos de discusión y las listas de correo o tableros de mensajes, como los predecesores de los foros, los weblogs y las comunidades colaborativas que florecen hoy y hacen efectiva la realidad pronosticada por Negroponte, advirtiendo que estas formas de participación cambian constantemente y evolucionan como un cúmulo de testamentos que nos recuerdan la necesidad de estar conectados a las redes digitales, o al menos, de no perderlas de vista.
Más allá de la naturaleza específica de las distintas formas de participación que ofrecen las nuevas redes digitales, lo realmente importante es que, en todo este contexto, ha florecido lo que Bowman y Willis vienen en llamar “periodismo participativo en los medios sociales-digitales”.
Son precisamente los denominados medios colaborativos o formas híbridas de noticias, discusiones y comunidades, los que suponen todo un salto cualitativo en la apertura de nuevos cauces de participación ciudadana en los procesos de comunicación. Por diversos, cambiantes e incluso técnicamente complejos que puedan ser esos medios, ya están aquí, comienzan a usarse por cada vez más personas en las sociedades ricas, y lo más importante cara a nuestro futuro como profesionales, la esencia del periodismo no cambia con ellos sino que se enriquece (en la medida en que facilitan la labor informativa, es decir, la búsqueda de la verdad contrastable y su transmisión). Tampoco desmerecen la labor o el prestigio de la figura del periodista, siempre que éste actúe en todo medio de comunicación como catalizador de los contenidos que vienen del ciberespacio cara a su posterior publicación. Así, todo aquello que no cuente con el contraste o filtro previo periodístico, debe ser considerado con cautela, aunque el hecho en sí de que la sociedad tenga nuevos medios para participar de la vida social, política o cultural de un país es de por sí positivo, tal y como y como recogen Bowman y Willis.
Superada esta disyuntiva, que en mi opinión es la principal disyuntiva en el debate acerca de la evolución del periodismo como tal en un contexto de implantación definitiva de redes digitales comunicativas, surgen otras tales como la efectividad de la publicidad o los derechos de autor en Internet. Ya existen leyes y normativas a nivel mundial y europeo, que en la práctica ponen freno a la especulación a este último respecto. La implicación de las instituciones es, por tanto, vital; no sólo en este terreno, sino en el sentido mismo de la ayuda al desarrollo de las nuevas tecnologías. En lo que concierne a la utilización de las redes digitales, como vías de inversión y desarrollo tecnológico así como vías publicitarias, es más claro el desarrollo primero que el segundo; éste sólo incrementará por enteros su sentido si tales medios se socializan efectivamente y continúan afirmándose en el futuro como Negopronte predijo en 1995. Parece, no obstante, que tanto el éxito de la inversión como el publicitario, pueden haber encontrado un filón de oro en las redes digitales, a tenor de la expansión que ha tenido lugar en la última década. Seguro que somos testigo de ello.
Martín Calvo
m.calvo32@hotmail.com
Vínculos de interés
Nicholas Negroponte
Shane Bowman
Chris Willis
Informes sobre la normativa y los servicios de comunicaciones electrónicas en la UE
En su artículo, escrito ya en 2003, Bowman y Willis adelantan lo que está siendo el debate en torno a los procesos participativos en la elaboración de la información mediante nuevas tecnologías en estos últimos años aquí, en Europa. Sitúan los grupos de discusión y las listas de correo o tableros de mensajes, como los predecesores de los foros, los weblogs y las comunidades colaborativas que florecen hoy y hacen efectiva la realidad pronosticada por Negroponte, advirtiendo que estas formas de participación cambian constantemente y evolucionan como un cúmulo de testamentos que nos recuerdan la necesidad de estar conectados a las redes digitales, o al menos, de no perderlas de vista.
Más allá de la naturaleza específica de las distintas formas de participación que ofrecen las nuevas redes digitales, lo realmente importante es que, en todo este contexto, ha florecido lo que Bowman y Willis vienen en llamar “periodismo participativo en los medios sociales-digitales”.
Son precisamente los denominados medios colaborativos o formas híbridas de noticias, discusiones y comunidades, los que suponen todo un salto cualitativo en la apertura de nuevos cauces de participación ciudadana en los procesos de comunicación. Por diversos, cambiantes e incluso técnicamente complejos que puedan ser esos medios, ya están aquí, comienzan a usarse por cada vez más personas en las sociedades ricas, y lo más importante cara a nuestro futuro como profesionales, la esencia del periodismo no cambia con ellos sino que se enriquece (en la medida en que facilitan la labor informativa, es decir, la búsqueda de la verdad contrastable y su transmisión). Tampoco desmerecen la labor o el prestigio de la figura del periodista, siempre que éste actúe en todo medio de comunicación como catalizador de los contenidos que vienen del ciberespacio cara a su posterior publicación. Así, todo aquello que no cuente con el contraste o filtro previo periodístico, debe ser considerado con cautela, aunque el hecho en sí de que la sociedad tenga nuevos medios para participar de la vida social, política o cultural de un país es de por sí positivo, tal y como y como recogen Bowman y Willis.
Superada esta disyuntiva, que en mi opinión es la principal disyuntiva en el debate acerca de la evolución del periodismo como tal en un contexto de implantación definitiva de redes digitales comunicativas, surgen otras tales como la efectividad de la publicidad o los derechos de autor en Internet. Ya existen leyes y normativas a nivel mundial y europeo, que en la práctica ponen freno a la especulación a este último respecto. La implicación de las instituciones es, por tanto, vital; no sólo en este terreno, sino en el sentido mismo de la ayuda al desarrollo de las nuevas tecnologías. En lo que concierne a la utilización de las redes digitales, como vías de inversión y desarrollo tecnológico así como vías publicitarias, es más claro el desarrollo primero que el segundo; éste sólo incrementará por enteros su sentido si tales medios se socializan efectivamente y continúan afirmándose en el futuro como Negopronte predijo en 1995. Parece, no obstante, que tanto el éxito de la inversión como el publicitario, pueden haber encontrado un filón de oro en las redes digitales, a tenor de la expansión que ha tenido lugar en la última década. Seguro que somos testigo de ello.
Martín Calvo
m.calvo32@hotmail.com
Vínculos de interés
Nicholas Negroponte
Shane Bowman
Chris Willis
Informes sobre la normativa y los servicios de comunicaciones electrónicas en la UE
Shayne Bowman (37) es diseñador gráfico, consultor de medios, B.A. en Periodismo de la Universidad de Auburn, Alabama, cofundador, junto a Chris Willis, de la firma especializada Hypergene y autor de varios trabajos sobre periodismo participativo. Ambos son reconocidos en su país como líderes en diseño y comunicación, campos en los cuales han obtenido numerosas distinciones. En 2002 publicaron “We Media: How audiences are shaping the future of news and information” (Nosotros, el medio: Cómo el público está moldeando el futuro de las noticias y la información) y son considerados entre los principales referentes en materia de comunicación ciudadana.
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